Sara Hurtado (Madrid, 1992) es una bailarina sobre hielo seis veces campeona de España, 12º en los últimos Juegos Olímpicos y que, recientemente, ha logrado una medalla de plata en las Series Mundiales junto a su pareja Kirill Khaliavin. Comenzó a practicar este deporte por causalidad y ahora reside en Moscú, la cuna del patinaje. Entre semana se entrena sin descanso. Los fines de semana pasea por los grandes parques de una ciudad magnética.

¿Qué supone para usted y para su compañero Kirill Khaliavin la plata conseguida en las Series Mundiales?

Después de la última temporada olímpica, hemos empezado a trabajar con más solidez y confianza en nuestro equipo y en nuestro potencial. Creo que podemos formar parte del top mundial de esta disciplina. Es lo que buscamos con el día a día. A veces no nos damos cuenta de la mejora, porque pulimos los detalles, pero es en la competición cuando te das cuenta de que en conjunto hemos evolucionado.

¿Cuál es su techo?

No nos ponemos techo. Estamos centrados en el ahora, en ir paso a paso, partido a partido… Soy del Atlético, se nota. Ahora tenemos nuevos objetivos. A corto plazo tenemos en diciembre campeonato de España en Logroño, y está todo el mundo invitado. En enero disputamos el Europeo y en marzo el Mundial. Queremos superar marcas anteriores y seguir mejorando nuestro patinaje.

Habla de ese día a día como foco de mejora. ¿Cómo es un día suyo de entrenamiento?

Empezamos a las 9:30 con ballet o clases de elevaciones. La parte acrobática la entrenamos fuera de la pista, con un entrenador que nos ayuda con la técnica. Luego hacemos dos sesiones de mañana y tarde en la pista, que en total suman cuatro horas. Hay otros dos días a la semana que hacemos un extra de físico. Y también recibo clases de baile de salón.

¿Se define como una deportista perfeccionista, incluso obsesiva, que hasta que no haga bien un ejercicio no sale de la pista?

Somos perfeccionistas, pero hay días de todo. A veces es mejor descansar y darle espacio a un elemento para que repose y el cuerpo descanse. En ocasiones, lo dejas dos días y sale solo. Hay que encontrar el equilibrio.

No me ha hablado del trabajo mental. ¿No lo entrenan?

Se trabaja de manera particular porque estás con un compañero al que tienes que atender. Es un trabajo en equipo. De vez en cuando tengo una compañera que me ha ayudado en momentos de dificultad o cuando tengo que negociar la presión y las expectativas. Pero no tenemos a un profesional que nos haga un seguimiento continuo. El trabajo psicológico y emocional lo trabajamos entre los dos. A tu compañero le puedes contarle tus dudas, y él te va a apoyar. Veo más a Kirill que a mis padres. Somos más que un matrimonio, porque la mayoría no trabajan juntos. Somos una empresa de dos personas que mejoramos el producto.

Reside ahora en Moscú. ¿Cómo es su aclimatación allí?  

La mayoría del tiempo estoy entrenando. Lo importante es estar contenta y feliz en los entrenamientos. Llego con toda la motivación de este mundo. Cada día es una oportunidad. Vivo sola en un apartamento. Los primeros años vivía con otra compañera de patinaje. Moscú es una ciudad muy viva. Tienes cosas para hacer todos los días. Es activa y divertida. Ya no es una ciudad cerrada, sino que hay gente de todos los países. He conocido a muchos españoles aquí. El cambio no solo está en la cultura de la gente sino a nivel de estructura de ciudad. Las calles están nuevas. Hicieron una inversión para el Mundial de fútbol. Es un espectáculo darte un paseo y ver la majestuosidad de la ciudad. La mayoría de fines de semana salgo a pasear a sus enormes parques.

¿El patinaje en Rusia es como el fútbol en España?

Completamente. El patinaje se conoce más que el fútbol, aunque ahora con el último Mundial el fútbol se ha vuelto igual o más popular, pero aquí los deportes rey son el hockey sobre hielo y el patinaje. Basta que haya un deportista ruso que destaque para que la gente lo siga. El público que viene a vernos está formado y nos apoya, da igual que seamos rusos, a ellos les gusta el patinaje.

¿Le paran por la calle?

Todavía no. Alguien me puede conocer, pero tengo la suerte de que por la calle no se me reconoce.

¿Ha percibido la disciplina rusa en el entrenamiento?

Son personas dedicadas y comprometidas. Van al cien por cien si hacen algo. Kirill me dijo: 'Si no lo voy a hacer a tope, no voy'. Y es algo que está muy presente en todos los deportistas rusos. El deporte es su trabajo, se definición de éxito, su vida. Siempre buscan lo mejor, a nivel de entrenamiento diría que cuando luchas por medallas en cualquier escuela de patinaje la disciplina siempre existe… El estilo ruso es muy directo a la hora de afrontar la presión. Ellos son muy fríos y luchadores, van a la guerra. Pero en el fondo es su compromiso.

Vive en Moscú y su deporte requiere muchos complementos. ¿Qué ayudas recibe?

Las ayudas son precarias. Incluso acabando decimosegundos en los Juegos, entramos a formar parte de los becados ADO. En mi caso, antes estaba en el programa Podium, y ahora tengo el ADO, que es menos que Podium. No voy a decir que no al ADO porque sino Kirill perdería su parte. Este deporte tiene mucho gasto. No es un deporte en el que solo necesitas unas zapatillas. Hay que editar músicas, coreografías, ir a clases de baile de salón, las horas de hielo… Tenemos que alquilar la pista por horas. En España la mayoría de pistas privadas prefieren meter a 500 personas que a dos parejas que entrenen. Seguimos perdiendo dinero, las dificultades están a la orden del día. Tengo que renovar visado cada tres meses y viajar cuatro días a Madrid.

 

Vamos, que el panorama es complejo.

Mis padres son mis mayores patrocinadores. La Federación se encarga de cubrir los entrenadores y la pista. Los coreógrafos, la vida, los visados, los viajes a Madrid…. Todo eso corre de nuestra cuenta. Tendríamos que haber ganado lo de Usain Bolt para que me cubra todo.

¿Cómo se enamoró de este deporte?

De lo más natural posible, que es yendo a la nevera de Majadahonda celebrando algún cumpleaños de amigos del colegio. Lo probé y me gustó. Y empecé a hacerlo como extraescolar. También tocaba el violín, iba a clases de ballet, jugaba al tenis…

¿Cómo les ha ayudado la explosión mediática de Javier Fernández?

No notamos grandes cambios, aunque ha hecho mucho bien a nivel cultural. La gente ahora conoce este deporte. Ha acabado con el desconocimiento que antes existía. Si hablas con una persona en España y le dices por el patinaje, hablan del chico español que lo hace muy bien. Me parece más importante que cualquier ayuda que haya porque impregna la cultura de nuestro deporte.

Su deporte ha saltado a la pantalla con películas como 'Jo, Tonya'. Eran otras épocas, pero ¿cómo es la competitividad a día de hoy entre deportistas?

Eran otras épocas y eso ocurría en países con una competición interna brutal. Tienes que superar competiciones regionales, sectoriales, provinciales… Llegar a la selección es brutal. Antes podía existir esa tensión. A día de hoy todos nosotros entendemos que no depende de nosotros, sino de los jueces. No hay mucho que reclamar, somos todos amigos y nos acabamos conociendo. No se vive con tanta intensidad.

Barcelona ha estado trabajando en una candidatura con los Pirineos para albergar unos Juegos Olímpicos de Invierno. ¿Eso multiplicaría el crecimiento de su deporte?

Traer los deportes en directo a un país es la mejor manera de romper ese tabú e introducir el deporte de invierno, que es bastante desconocido aquí. Nuestros deportes de invierno están enfocados en el ocio. Hay pistas espectaculares de esquí y están llenas. Es una pena que no se haya traducido al mundo de la competición.

¿Con qué compagina su deporte?

Sigo estudiando. Estoy en la UCAM cursando Publicidad y Relaciones Públicas. Empecé con Periodismo y Comunicación en Vitoria, era práctica y presencial, pero no pude compaginarlo. La UCAM me da la opción de hacerlo online. Quiero seguir involucrada en el deporte, pero no tengo algo fijado. El mundo del arte, el baile, la expresión corporal también me gustan…

 

Alberto Martínez

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